Clínica Veterinaria El Escorial - La reproducción en los gatos
   
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LA REPRODUCCIÓN EN LOS GATOS
 
 
Ya sabemos que las gatas son animales muy “efectivos” a la hora de reproducirse, por lo que si no aplicamos un adecuado control sobre la natalidad, es fácil que nos encontremos rodeados, en muy poco tiempo, de una bandada innumerable de preciosos gatitos y gatitas alrededor de nuestra hembra.
 
Esto es así por que las gatas tienen lo que se denomina “ovulación inducida”, es decir, no ovulan de manera independiente, sino que necesitan un estímulo que provoque esa liberación del óvulo. Ese estímulo es siempre un estímulo de tipo doloroso; por eso vemos que cuando un gato y una gata llevan a cabo la cópula, el gato, al ponerse sobre la gata, la muerde en el cuello, en la zona de la nuca, provocándole un cierto grado de dolor. También le provoca dolor a través de la propia cópula, ya que el pene del gato está provisto, para tal efecto, de una especie de espículas que recubren todo el glande del pene. Por tanto, en los gatos, la copula resulta en cierto grado dolorosa, tanto para la hembra, como ya hemos visto, como para el macho, ya que de entrada el cortejo es bastante agresivo, y además, cuando el macho finaliza la copula y retira el pene, también resulta doloroso para él.
 
Como consecuencia de este estímulo doloroso se produce la ovulación por parte de la gata, es decir, que solo ovula si hay una monta previa, con lo cual óvulos y espermatozoides llegan siempre a encontrarse en el lugar y en el momento adecuados. De ahí que las posibilidades de éxito sean muchísimo mayores y que las gatas casi siempre se queden gestantes.
 
Además de prolíficas, las gatas tambien son muy precoces, ya que se dan casos de gatas que se han quedado preñadas con solo cinco meses de edad, aunque lo normal es que tengan su primer celo a partir de los seis meses de vida.
 

El “celo” de la gata es el que nos avisa a nosotros, y también a los gatos machos, de que esa hembra esta en fase fértil. Este celo se caracteriza por que la hembra empieza a maullar “lastimosamente” con objeto de atraer a los machos. Otros signos de que la gata está en celo es que se suele revolcar por el suelo, casi convulsivamente, y se muestra con un gran nerviosismo y desasosiego. Este periodo fértil dura entre tres y siete días, y si la gata no es cubierta, dejara de “lamentarse”, pero volverá a reproducir el proceso al cabo de unos dieciocho días, más o menos, aunque cada hembra tiene su propio periodo de repetición, y mientras que en unas se alarga, en otras se acorta, con gran desesperación por parte de sus dueños humanos, que empezaran a saber lo que es perder horas de sueño.
 
Normalmente, la época más intensa en cuanto a la reproducción felina es a principios de primavera y en el otoño; este comportamiento sexual suele detenerse a mitad del invierno, y es casi nulo en el verano, debido a las altas temperaturas.
 
Una vez que la gata se ha quedado preñada, comienza el periodo de la gestación, que en las gatas suele durar entre 58 y 63 días a partir del día de la monta.
 
Durante la fase de la gestación, las gatas deben permanecer activas, y hay que evitar la tendencia a sobrealimentarlas. Es conveniente darles durante este periodo un pienso especial para cachorritos, ya que esos piensos poseen niveles más altos de calcio y vitaminas, calcio que será utilizado para formar correctamente el esqueleto de los cachorritos.
 
Una vez que finaliza el periodo de la gestación, os encontramos frente al parto. ¿Qué hacer cuando nuestra gata se pone de parto? En primer lugar no perder la calma, ya que la naturaleza es muy sabia y la gatita, aunque sea la primera vez que va a parir, instintivamente ya sabe todo lo que necesita saber para que sus gatitos nazcan sin problemas.
 


Sabemos que el parto es inminente por que la gata se muestra inquieta y busca un lugar donde hacer su “nido”, que es donde va a tener los gatitos. Les encantan los lugares semioscuros, cálidos y tranquilos, como los armarios de nuestras casas, así que si no queréis que los gatitos nazcan en vuestro armario... cerrad bien todas las puertas. Un cestito amplio, con una manta de lana puede servir perfectamente de nidal. También se puede usar una caja de madera o de cartón, con una protección frontal que evite que los gatitos se salgan en sus primeras semanas de vida. Como fondo tambien se puede poner papel de periódico en tiras, ya que es bastante absorbente y fácil de cambiar. Asegúrese de que el nido se encuentra en un lugar cálido y protegido de corrientes frías de aire.
 
Una vez que la gata ya ha elegido el lugar donde va a parir, comienza la segunda fase, que se caracteriza porque la gata comienza a tener contracciones.
 
Al cabo de unos 20 o 25 minutos, nacerá el primer gatito, dentro aún de una bolsa membranosa. La gata romperá la bolsa y empezará a limpiarlo, cortando el cordón umbilical con los dientes, por lo que al producirle un cierto grado de estiramiento, evita que se produzcan hemorragias.
 
Generalmente no es necesaria nuestra intervención, pero si vemos que la gata descuida a algún gatito, simplemente por que está agotada, tendremos que romper el cordón umbilical a unos 2 centímetros del ombligo del gatito, y después secarlo enérgicamente con una toalla hasta que chille con fuerza. Como inmediatamente después de nacer, querrá mamar, lo colocaremos en una de las tetillas de su madre para que empiece a succionar con fuerza. Es normal ver como algunos cachorros ya están mamando de la madre, mientras esta sigue haciendo esfuerzos para traer al mundo a sus hermanitos más rezagados.
 
Si la gata tiene contracciones durante más de una hora sin que nazca ningún cachorro, ACUDA A SU VETERINARIO, ya que podría tratarse de un parto distócico o dificultoso. Lleve tanto a la madre como a los gatitos que hayan nacido en una caja, con una bolsita de agua caliente para que no se enfríen, ya que si los gatitos entran en un estado de hipotermia y les baja demasiado la temperatura, se podrían morir.
 
El veterinario examinará a la gata, y si es posible, le pondrá una inyección para favorecer las contracciones del útero, aunque en otras ocasiones, si el gatito se encuentra encajado en la pelvis de la madre, es necesario llevar a cabo una cesárea.
 
No obstante, lo normal es que todo vaya bien, y que al cabo de unas horas tengamos a una feliz pero agotada mama gata, rodeada de 5, 6 o 7 pequeños gatitos que no harán otra cosa que mamar y dormir.
 
El crecimiento de estos gatitos es bastante rápido, y sobre las tres semanas de vida llevaran a cabo su destete, que consiste en que ya empiezan a comer otros alimentos además de la leche materna. En este momento se les puede ofrecer pequeñas cantidades de pienso para cachorritos, ablandadas con agua templada para hacer una especie de papilla, papilla que poco a poco iremos haciendo más espesa e incorporándole trocitos de pienso enteros cuando empiecen a salirles los dientes de leche.
 
A veces tambien se les puede dar leche diluida, pero ojo, si vemos que les produce diarrea, se les debe de retirar de inmediato (no todos los gatitos digieren igual la leche de vaca).
 
A las ocho semanas ya habrán completado su destete y ya no necesitaran de su madre para alimentarse, por lo que es el momento ideal de colocarlos en sus nuevos hogares. Es tambien en este momento (cuando tienen dos meses) cuando se les administra su primera vacuna (la tetravalente felina) y se lleva a cabo su desparasitación interna frente a las tenias y lombrices, aunque esta desparasitación ya se puede llevar a cabo cuando tienen mes y medio de edad. Consulte con su veterinario la pauta de vacunaciones y desparasitaciones.
 

Como hemos visto, la reproducción de nuestra gata es una experiencia que puede ser muy enriquecedora, pero hay que tener en cuenta que no es fácil colocar a los gatitos, por lo que antes de tomar la decisión de cruzar a nuestra gata, debemos estar completamente seguros de que podremos dar un hogar a todos sus cachorritos.
 
Si no queremos que nuestra gata tenga cachorros, lo mejor es llevar a cabo la esterilización de la misma, que consiste en una intervención quirúrgica que elimina los ovarios y el útero de nuestra gata. De esa manera nos aseguramos de que no tendrá gatitos y además nos evitaremos el tener que “soportar” los continuos celos y maullidos de nuestra mascota.
 
La ovario histerectomía es una intervención muy segura, sin complicaciones y altamente efectiva para llevar a cabo el control de la natalidad de nuestros gatos. Si tiene cualquier duda al respecto, no dude en ponerse en contacto con su veterinario que le explicará en que consiste dicha intervención.
 
Tenemos que recordar siempre que esos pequeños gatitos que juegan alrededor de su madre, crecerán, se harán adultos y necesitaran de nuestros cuidados, ya que dependen en gran medida de nosotros.
 
Seamos responsables con ellos, por que tambien son seres vivos como nosotros.
 
 
J. Felipe Alonso
Veterinario
 
Clinica Veterinaria El Escorial
                             
   
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