Clínica Veterinaria El Escorial - Los hámsters y sus cuidados
   
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LOS HÁMSTERS Y SUS CUIDADOS

 

Los hámsters son pequeños roedores que viven perfectamente en cautividad, siempre que los tengamos en jaulas con unas condiciones de espacio, intimidad y temperatura adecuadas.

 

También es muy conveniente colocar en sus jaulas algún tipo de aparato o rueda que les permita hacer un ejercicio moderado, lo que nos agradecerán con sus juegos y carreras.

 

A la hora de elegir la jaula, hay que tener en cuenta, sobre todo, que sean jaulas de superficie lisa, sin salientes afilados, y de un material que no pueda astillarse, ya que, como roedores que son, van a morder los barrotes de la jaula; es por eso que se desaconsejan las jaulas de madera, ya que puede provocarse lesiones al astillarse cuando el animal las roe. Las mejores son las jaulas de plástico (tanto las rectangulares como aquellas que se forman conectando módulos entre si) o las jaulas metálicas.

 

Para el lecho de la jaula, se necesita un substrato que sea limpio y que sea capaz de absorber la humedad; en vuestra tienda especializada os comentaran las distintas posibilidades de lecho que existen. Evitar siempre el uso del algodón, ya que este puede ser ingerido por el animal provocándole estreñimiento, y de  materiales con hebras, ya que estas pueden enredarse entre las patitas del animal, provocándole problemas circulatorios.

 

En cuanto a la alimentación, se recomienda utilizar dietas ya preparadas específicamente para estos roedores; esta dieta se puede complementar con semillas, granos, frutas y verdura, aunque siempre teniendo cuidado de que estas ultimas se encuentren en perfecto estado.

 

Si alguna vez observáis a vuestro hámster comiéndose sus propias heces, no deberíais preocuparos, ya que los hámsters son una especie coprófaga por naturaleza; la ingestión de sus heces tiene como efecto mejorar la absorción de las vitaminas B y K.

 

Siempre tienen que disponer de agua fresca; esta se puede proporcionar  mediante una botella de plástico o cristal adaptada con un tubo sorbedor de metal (no usar un tubo de vidrio, ya que al morderlo podrían romperlo y hacerse heridas en la boca). Estas botellas se venden en tiendas especializadas y no es difícil encontrarlas.

 

La temperatura ideal para un hámster está entre los 19 y los 23 ºC. Hay que tener en cuenta que a temperaturas inferiores a los 5ºC, los hámsters se aletargan y entran en estado de hibernación (vamos, que se quedan dormidos del todo)

 

Los hámsters son especialmente activos durante el crepúsculo o durante la noche, por lo que no necesitan una luz muy intensa, ya que poseen una muy buena vista con poca luz.

 

Aunque a veces pueden convivir dos machos juntos (siempre que provengan de la misma camada), no se aconseja, ya que este caso suelen ser frecuentes las peleas entre ellos, ya que son animales muy territoriales.

 

En cuanto al manejo de los hámsters, hay que tener en cuenta que, contrariamente a lo que se suele pensar, los hámsters sólo muerden si se asustan, se les hace daño o se les incomoda, o bien cuando no se les sujeta con firmeza. Se puede sujetar al animal entre las palmas de las manos, ahuecando estas, y así, entre el calor de nuestras manos, es posible que incluso se quede dormido. No obstante, si lo que queremos es tenerlo bien sujeto, lo mejor es sujetarlos por la parte posterior del cuello, por la nuca, agarrando tanta piel como podamos entre los dedos indice y pulgar, y dejándolo en el aire, sin que pueda apoyarse. No es recomendable utilizar guantes para sujetar a los hámsters, ya que el animal puede resbalarse y asustarse, lo que dificultara que se deje manejar correctamente.

 

Cuando un hámster está irritado y no quiere que se le manipule, lo que suelen hacer es sentarse sobre sus extremidades traseras y, levantando las extremidades anteriores (sus manitas), castañetean los dientes de manera agresiva; en este caso, si es necesario trasladarlo, lo mejor es hacerlo dentro de un receptáculo adecuado (una caja de zapatos por ejemplo).

 

Para conocer el sexo de nuestro hámster, si ya es adulto, solo tenemos que observarlo desde arriba, sin necesidad de tocarlo; los machos tienen un saco escrotal alargado y redondeado, mientras que las hembras tienen la parte posterior mucho más lisa.

 

En animales más jóvenes es necesario observar la distancia ano-genital, que es mucho más grande en los machos que en las hembras.

           

Si os decidís a cruzar a vuestra pareja de hámsters, deberíais saber que las hembras son sexualmente activas a partir de las 6-8 semanas de edad, mientras que los machos ya pueden ser fértiles a partir de la cuarta semana de edad.

 

La gestación durará entre 15 y 18 días, y el tamaño de la camada es muy variable, entre 4 y  12 crías.

 

Hay que evitar molestar en exceso a la mamá durante la primera semana después del parto, ya que si se estresa en exceso, puede llegar a comerse a sus propias crías. El tiempo necesario para que las crías empiecen a comer por si mismas esta en torno a los 21 días; esto se conoce como edad de destete.

 

Entre los problemas que pueden presentar nuestros hámsters, y que requerirían de una visita a nuestro veterinario, se encuentran, por ejemplo, los problemas dentales. Hay que tener en cuenta que, como roedores que son, sus incisivos crecen continuamente; si no le aportamos en la dietas sustancias que provoquen el desgaste dental necesario, será necesario limar esos incisivos. Para potenciar el desgaste de esos incisivos se pueden colocar trozos de madera dura en la jaula.

 

Otro problema frecuente es la “impactación” de los abazones, que se nota por una hinchazón de uno o ambos lados de la cara; los abazones son una especie de compartimentos que tienen en el interior de los carrillos, y que a veces, al adherirse allí los alimentos, provocan que se inflamen; en este caso es recomendable vaciar cuidadosamente dichas bolsas y lavarlas abundantemente con agua.

 

Si tu hámster presenta signos de estar estreñido, prueba a proporcionarles una dieta rica en frutas y verduras, y probablemente su problemilla se solucione.

 

En ocasiones nos podemos encontrar a uno de nuestros animalillos en el fondo de la jaula con signos de parálisis; esto suele deberse casi siempre a una caída, o bien a una falta de ejercicio; lo primero es difícil de evitar, ya que se trata de un accidente, pero la falta de ejercicio podemos corregirla colocando en al jaula algún aparato para hacer ejercicio, como esas ruedas que se venden en las tiendas especializadas.

 

Ya sabemos que los hámsters no son como los perros o os gatos, que se les puede achuchar todo lo que queramos, pero también pueden convertirse en un buen compañero y hacernos compañía, y no requiere demasiados cuidados, lo que a veces se agradece en estos días en los que el tiempo parece escapársenos de las manos.

   
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